22.11.11

No dejaré de seguir viendo el cielo

Veía como la ilusión iba desapareciendo con las nubes que se evaporaban. Habían nuevas figuras, y con ellas, yo esperaba esperanza.
Difuminadas en el cielo, y colgadas de la cabeza, estrangulándose, regresaban a ver a la tierra. Por un momento fueron tan mías, y por un momento estuvieron muy cercanas.
La cobardía por seguir insistiendo, y por luchar por lo que uno anhela, me dejaron con los brazos rotos y la lengua salida de mi boca, sentía no poder hacer nada más.
Había perdido, pero seguía esperando aquel momento en el que un ave resucite del mar y con ella, la esperanza de ver su mirada volando a mi lado hacia la eternidad. Sin embargo, solo quedaron huellas en la arena que pronto, la Diosa salada se encargó de borrar…
Así quedó mi playa, deshabitada y sin huellas… No dejé rastro alguno, y mis ilusiones eran capturadas una a una por las nubes; ejecutadas, morían… Desde ese momento, solo puedo mirar al cielo; mi cementerio de almas de esperanza tardía… Espero algún día encontrar alguna ilusión viva… Por el momento, no dejaré de seguir viendo al cielo.

Sinestesia - Derechos reservados


21.11.11

Las notas de su violín

Debería poderse describir... Como escuchar en vez de las palabras, las notas de su violín mientras las miras, las sientes... Su textura afinada en tus oídos y el sabor de su tacto en tu boca... Las notas de su violín...


Sinestesia

Fragmentos

Su rostro aún inocente, pintaba unas lágrimas, su cabellera; como siempre revuelta, traía una madeja de problemas... Sus ojos almendra, se resbalaban con el delineador que su tristeza ocultaba.. Mordía insegura sus perlas de uñas... Y gritaba en silencio... Que todo aquello acabara...!!


Sinestesia

17.11.11

Para Isabel

Hoy, te encontré; en la puerta de mis ojos, entre lágrimas saladas a contra corriente. La espera cercana por llamarte por tu nombre y que te alimentes del sol que en ofrenda, magos trajeron para ti. Hoy, te encontré, y la serenidad se apiado de las nubes, volteando al cielo y volviéndonos dáltonicos, lo observamos a nuestros pies, como un arcoíris pintado y premeditado... 
Escuché su corazón, fuerte y escondido en la tierra, una semilla que crece invitando a las estrellas a borrar cualquier pena, la mejor música para sordos y ciegos... Y única melodía capáz de ser interpretada por un ángel.
Te esperamos al vocablo del alba, con la majestuosa sonrisa de la luna llena, en las diáfanas aguas dulces del manantial más puro, y pendientes del primer verso que surja de tu primer beso.

La mejor fuente de inspiración... Para Isabel, nuestro ángel.

Sinestesia

10.10.11

Y si solo son dos peces en el altar?

Y si solo me convierto en pez? Y dejo de respirar tu corazón ultrajado, preocupado por la noche que cae. Me desvio de cualquier alivio y directo sueño cantando a las sirenas. Me hundo y si pienso flotar, pues a mis aletas yacen amarradas dos rocas que me mantendrán al fondo.
Nado fuerte, piso fuerte y enmarco tu mirada atravez de mi pecera. Un paisaje sublime y noble, purificado con agua mineral y burbujas de risa. Enmudecí, enmudeciste. Dejé de escuchar, dejaste de escucharme. Bailando un eterno vals, en el valle de cristal. Efímero momento para no volver a recordarlo en dos segundos, y seguir con mi felicidad. Desconocerte... Pero, y si solo sigo siendo humano? Escuchar tu maraña de problemas, sentado al filo de la cama, recordarlos y mimarte en mi regazo, al final, eres mía y soy tuyo. Y tus problemas son los mios, y con ellos nadaremos y ataremos dos rocas que los mantengan alejados mientras disfrutamos de nuestro vals eterno. El champán en nuestro día, provocará las burbujas de felicidad, para nada quisiera enmudecer, necesito recordarte lo felíz que soy a tu lado, para nada quisiera oirte callar, necesito de tu risa para cantar. Tu mirada la enmarco en mis venas, y en tus entrañas enmarcaremos nuestro amor... Y si, solo soy muy humano? Demasiado humano para necesitar de ti, de los dos. Llegar al altar, gritarlo (para nada quisiera callar), estoy junto a ti, tendremos un hijo que sé heredara tu bondad y tu humanidad, envejeceremos juntos y al final. Y si, al final solo somos dos peces en una pecera? Abrazados, bailando en la eternidad, sin palabras mas que nuestras miradas que regresan a ver con satisfacción nuestra vida, el fruto del hogar añorado, los hijos,los nietos, las buenas y las malas... Ahora, callados, humanos y en una pecera pequeña, abrazados, viejos y sin vida, nuestros espiritus bailan un vals eterno con música de risa.  

9.8.11

A través de la ventana de agua

Quebrado de olvido y trizado con el viento que soplaba. Desdoblaba su cara y volteaba a mirar 360 grados, esperando encontrar algo normal. Impávidos sus ojos deleitaban, sus manos temblaban y sus piernas colapsaban. Caía la noche sobre su sien y bordaba con las nubes extensiones en su cabello mientras en ella pensaba. Un calambre invadía su pecho, proyectaba aquel dolor a la ventana de agua; las móleculas reventaban cuando la luz de su desdicha las traspasaba.
Se había quedado paralizado...
Aproximadamente cuando los primeros gallos cantaban sin ningún interés de servir como despertador para la gente, más sí en busca de delimitar su territorio; caía el primer rocío en la flor roja de su cerebro, mojándo su pensamiento y volviéndolo otra vez a cero...
Contemplaba su sed desde afuera, observando siempre, sin parpadear... Verla dormir, verla despertar, soñar y moverse entre las sábanas, sonreir, hablar por teléfono, sentarse a escribir, verla vestir, y finalmente... Verla morir... Sintió el peso del cadáver en sus brazos, sosteniendo su belleza eterna, blanca lana ondulada en su cabello y en su tez, marcas de caminos tomados... Cayeron las lágrimas sobre ella, esperando verla despertar como hacían las primeras gotas del rocío sobre él... Nunca despertó y él... Nunca la dejo de amar. Había prometido cuidarla siempre, y a pesar de las circunstancias que los alejó, el siempre la estuvo cuidando, desde su ventana de agua, recordando todo el tiempo que había pasado...
Sinestesia

4.6.11

Unas letras al poeta...

Increible la mentira que esconde la verdad de tus palabras, y el sin fin de noches que espero tus versos.
La mirada me cambia y brilla; caen mis venas al suelo y se vuelven raices mientras leen, se nutren con las tildes, las comas que son tu especialidad... Una marea tranquila aun con bandera roja, y el átomo mas sencillo que se triza en mil, por ti.
El extraño momento para extrañarte, ocasos en la noche y lunas en el día... Pues lo hago siempre, realidad parelela a los sueños que escasean, una sed especial... Por saber de ti, como un libro que nunca acaba...
Sinestesia

2.3.11

Vendedor de Soledad

Trabajaba sin saber que trabajaba, o mejor dicho, sin querer, ganaba unos cuantos centavos de pena, con la mirada rústica de la gente que se envenenaba de su soledad. Llamaba la atención con sus fracciones bien teñidas y su temple desgarbado, las pestañas que se caían y sus ojos que no soportaban estar abiertos; parecían derretirse cuando soplaba el viento. Sentado, en las piedras, afuera de una iglesia colonial, pintaba el paisaje que Dios debía borrar. La ropa que traía, lo había cobijado más de mil noches; un botellón de agua que lo llenaba en los días de lluvia lo acompañaba, y con las monedas que se ganaba, compraba un pan… Cuando se acordaba de comer. La depresión y la soledad lo habían carcomido hasta el alma, dejando solo unos huesos mal alimentados y unos ojos de vidrio sin mirada, la necesidad por inercia, y la fe que sustentaba su pensamiento de que alguien volvería por él lo mantienen por un segundo de pie.

Lo perdió todo, y no me pregunten cómo.


Sinestesia

21.2.11

Podría jurar

Podría jurar, con su rostro en la luna… Su intelecto al saber cómo mi cuerpo llegará a sus brazos, con las coordenadas perfectas para besar, trenzar las pestañas y agitar el sentido de equilibrio.
Podría desnudar mi mirada, condenar mi alma y jugar con mi vida en el borde de un puente…
Podríamos escuchar a Paganini, alterar nuestros pensamientos y bailar con las neuronas, un capricho para camuflar la pena y la preocupación por salir victorioso del juego….
Camina por un cuadro de palabras de Neruda, hacia mi oído abierto para escucharlo... La música sobrepuesta en la frente, las manos incendiándose por buscar cuerdas que lo acompañen… Y me quedo, sola… Tocando un falso acorde en su nombre…

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